AppJet es (o era) un pequeño emprendimiento de Silicon Valley iniciado por ex informáticos de Google y financiado por ángeles y capitales de riesgo. Su producto insignia es el que ven en la imagen de arriba: EtherPad.
EtherPad es una plataforma de edición de documentos colaborativa. Simple como Google Docs pero en tiempo real, instantánea como Google Wave pero más liviana y sobretodo sencilla. Nada más recibes una URL de tu Etherpad y en él podrán editar las personas a quienes invites: todo con diferenciación de contenido según su autor e infinitos Undo. Mientras la versión gratuita te permitía invitar hasta 15 personas a una URL pública, las versiones pagadas permitían más usuarios y control de acceso por USD 8 al mes. Finalmente, se vendía una versión autosuficiente o standalone para que las empresas que así lo preferían instalaran Etherpad en su red interna.
Era una aplicación genial, tanto que llamó la atención de Google. La gran G los compó en una cifra no establecida pero que los expertos estiman en USD 25 millones, y a resultas de ello se acaba Etherpad. Ya no se pueden crear Etherpads públicos, mientras que los ya existentes -gratuitos y pagados- seguirán funcionando hasta marzo, siendo este mes el plazo límite para exportar los documentos si no quieres perderlos. Los que alguna vez compraron la versión standalone corren con más suerte pues podrán seguirla usando indefinidamente… sin soporte alguno, claro está. Por su parte, los dueños de AppJet y creadores de Etherpad dan la empresa por terminada y vuelven a trabajar a Google, específicamente a reforzar el team Google Wave.
En resumen, tenemos que estos emprendedores se salieron de Google, inventaron algo, levantaron capital y ahora vuelven a Google con varios millones de dólares en el bolsillo.Vengo de Google, vuelvo a Google. La empresa no te indemniza cuando renuncias hastiado a los 30 años, pero te compensa con creces cuando te recontrata a los 33.
Cuando pasan estas cosas me alegro por los afortunados emprendedores, pero lamento el daño colateral: esas aplicaciones innovadoras, originales y de prístina simpleza como EtherPad que mueren sepultadas bajo cerros de dólares, mientras sus creadores terminan aceptando un soborno velado para sacrificar sus inventos en pos de mejorar la aplicación de una corporación que ya tiene más programadores de los que puede contar.
