Sigh...
Mi país está deprimido.
Mi país se enamoró del dinero.
Mi país le pone propósito a sus vidas. La colección material de juguetes inventados por la clase que crea las reglas.
Peor aun, mi país le pone precio a los demás y aun peor, a sus vidas propias, parte de la depresión y baja autoestima. Piensan que valen lo de su salario y que por eso el señor de la limpieza no merece su "buenos días".
Mi país lleva semanas o meses sin haber abrazado a su madre ni haber reído con su padre.
Mi país no conoce bien a sus hijos, está muy ocupado pensando en números y más números, en un mundo "real" de su mente.
A mi país no le cae la pezeta que en un abrir y cerrar de ojos, éste es el país de alguien más. Y que en ésta efímera vida, mi país no supo apreciar que tuvo un país por un efímero momento.
Y es que es diferente cuando viene un comuno a hablarnos de su necesidad. Verdadera necesidad. No creada por él mismo, sino circumstancias de la vida.
Pero aquí leo a uno que otro malcriado. Mal agradecido. A uno que otro desorientado que no ha captado que en ésta vida nada se da por sentado, nada venís mereciendo y si sos libre pues es algo que celebramos como hermanos por los que esa libertad su vida les ha costado.
Aquí muchos solo abren los ojos y dicen "quiero quiero quiero" y "demando demando demando" "porque no yo? Porque el si?"
Mi país está deprimido, y severamente acomplejado.
Le falta educación.
Pero no la que una universidad o un libro da.
Sino la del contacto familiar, que, por venir a conectarse con un muro de lamentos virtual, han perdido.
Espero que encuentren paz en sus corazones los que aquí no la tienen.
Tanto como la que la vida se los ha arrebatado, así como aquellos que sólos se arrebatan su propio tiempo de vida, ofuscados por no poder costearse el último juguete de todas las marcas.
Dichoso aquel compatriota que con lo que tiene sonríe y vive una vida alegre, llena, próspera abundante y gratificante. Pues es rico. Pues son sus seres amados que le rodean y que son su verdadera fuente de felicidad, su verdadera fortuna, y no el diario vivir que devengamos todos, desde el dueño de una compañía millonario, hasta el costurero que le puso botones a una camisa para que usase para no llegar desnudo a la junta. Todos somos una sociedad, todos tenemos una función. Un rol que todos cumplimos con honor pero que no confundimos como única función a la cual encasillar la complejidad y grandeza de un ser humano.
Pobre aquel que aun en un país libre y con tanto hermano a su alrededor, decidió encerrarse en el solitario cuarto de sus mentes, atrapados en una depresión, un torbellino de tribulaciones del cual nadie más que sus propios cerebros se dio cuenta que existía. Una realidad falsa, artificial, que para ellos es tan real que a viva voz les hace pegar el grito en el cielo. Grito de ayuda, de un alma atormentada y severamente acomplejada..
... OP.
... la tenés chiquita.
... Pero te perdonamos.
Te perdonamos por empatía, y porque entendemos, de que el quedarse, es solo para los que tienen los huevos bien puestos, la mirada hacia arriba y bien fija sin quitarle contacto visual a la vida. Sin perder de vista lo que DE VERDAD IMPORTA. Haciendo y disfrutando en familia las mejores limonadas con lo que se nos ha dado y nos ha tocado!
Adelante mi amado pueblecito deprimido. A despertar y seguir hechando verga en sus realidades y sus munditos e universos personales. Los tqm.