Aunque duele la perdidad de algun ser querido, en el fondo me siento feliz por el, pues ya puede cantar el siguiente salmo porque lo esta viendo con sus porpios ojos.
¡Qué amables son tus moradas, Señor!
Señor de los ejércitos,
mi alma ansía y anhela los atrios del Señor.
Hasta el pájaro que encuentra una casa,
la golondrina su nido
¡junto a tus altares, Señor,
rey mío y Dios mío!
¡REY MÍO Y DIOS MÍO!
DICHOSOS LOS QUE VIVEN EN TU CASA,
SIEMPRE CANTAN TUS AMORES,
SIEMPRE CANTAN TUS AMORES.
DICHOSO EL QUE ENCUENTRA EN TI LA FUERZA,
Y EN SU CORAZÓN DECIDE
EL SANTO VIAJE.
PASANDO POR EL VALLE DEL LLANTO,
ÉL LO CAMBIA EN BENDICIÓN;
CRECE EN EL CAMINO SU VIGOR,
HASTA LLEGAR A SIÓN.
HASTA LLEGAR A SIÓN.
Mejor es un día en tus atrios
que mil fuera de ellos,
QUE MIL FUERA DE ELLOS,
porque estar en el umbral de tu casa
es siempre mejor
QUE HABITAR EN LOS PALACIOS.