Lo que se decidirá este domingo no solo es entre izquierda representada en el FMLN y la ultra derecha representada en ARENA, es algo que viene de siglos, una lucha incansable entre los dominantes y los oprimidos que hasta hace poco los de abajo vamos ganando.
En el pasado nos sometieron con el miedo, pero la única arma a la que pueden recurrir se ha debilitado, curiosamente gracias al auge de las nuevas tecnologías que nos permiten escapar del sesgo de los medios parcializados.
En estas elecciones no vamos a elegir al primer mandatario de la república, sino al primer servidor público de esta nación. Porque el presidente y sus gabinete no son más que nuestros empleados.
La presidencia de la república debe estar al servicio del pueblo y no al servicio de grupos de poder.
El Salvador nos necesita, aunque de entre todos los candidatos a presidente no hacemos uno bueno es necesario escoger al menos malo y seguir aplicando la transparencia que se ha ganado en este gobierno.
Es por eso que debemos darle una oportunidad y debemos seguir alimentando la institucionalidad y la transparencia que hemos logrado hasta ahora.
Debemos ir a votar porque las consecuencias de las decisiones de quienes nos gobiernan las sufrimos todos y abstenernos de hacerlo no nos librará de ellas.
No permitamos que la propaganda sucia influya en nuestra decisión, más bien apelemos al bien común y la conciencia social.