Un sacerdote se bañaba en el rió cuando de repente pasaron algunos jóvenes feligreses por el lugar y al verlo le gritaron:
- ¡¡Bien Padre!!, con que masturbándose, ¿eh?
- Nada de eso, hijos míos, nada de eso... cada quien es libre de lavarse su pene a la velocidad que quiere...