Estaba Mauricio hablando con su secretaria y le decía:
Cuando muera, quiero que entierren mi corazón en el Externado San José, que fue el colegio en el que estudié;
mis piernas en la UCA, donde caminé todas las mañanas y me formé como periodista;
mi estómago en Canal 12, donde desayuné durante tantos años...
Y la secretaria le interrumpe:
Entonces, señor Presidente, el culo se lo vamos a tener que rallar, porque la cagada fue a nivel nacional.