es de verdad alarmante pero en nuestro caso hay poco que hacer cuando las constructoras le pasan encima a las ordenanzas de conservación y no tenemos una ley sólida para la conservación del agua.
Sólo nos queda confiar que los acuíferos del cerro San Jacinto, la finca el Espino y el Playón de lava de Quezaltepeque no se sequen o se contaminen