Buenas hermanos dragón y demás ciudadanos de Tamriel, aquí les dejo el III cap. de:
"Una semana como vampiro en Skyrim"
Capitulo III " En busca de una cura"Con un suspiro muy lento….como buscando fuerza en mi interior para ponerme en pie y salir de la taberna para tomar un carruaje que me llevase hasta Morthal, me levante muy decidido sin mostrar mi enfermedad a cualquier mirada que me examinara acuciosamente. Solamente me despedí de Keerava agradeciéndole su consejo y deseándole suerte en su nueva vida como esposos junto a Talen Jai – Unos de los pocos argonianos amistosos que he conocido – .
Así pues camine hacia la puerta mientras de mi bolsa sacaba oro para dárselos al sacerdote Maramal en ayuda al templo de Mara y así contar con la bendición de ella para este viaje.
Al salir camine junto con Arenea hacia la puerta norte, ya que afuera se encuentran los establos de Riften y ahí mismo está el carruaje que me llevaría a mi destino. Algo que note fue que a la salida de la ciudad un guardia me dijo algo sobre que “el acostumbraba ser un aventurero hasta que un flecha cayo en su rodilla” mismas palabra que repetía un guardia en Carrera Blanca, Soledad y otras ciudades que he visitado, al parecer en Skyrim las flechas son causa de frustración para muchos, tomare nota de esto….Bahhh una flecha en la rodilla ¿Detenerme?, pero ni los colmillos de un dragón hambriento han podido detenerme, si soy un nórdico hijo de Talos, nada nos vence.
En fin, llegue hasta donde estaba Sigaar el chofer del carruaje le pedí que me llevase hacia Morthal, le pague y luego de eso nos subimos al carruaje, después solo recuerdo que me acosté haciendo uso como almohada de un costal de paja, en todo el viaje permanecí acostado muchas veces dormido otras despierto mas que todo por la noche cuando mis nuevos sentidos cobraban más fuerzas, no deseaba levantarme ni tratar de comer, sabía que cada vez el vampirismo iba tomado más fuerzas en mi hasta el grado de quizá atacar a Sigaar y Arenea, creo que fue lo mejor que pude haber hecho, me dedique a beber agua y algunas pociones que me aliviaran para luego seguir descansando.
Pero al parecer recuerdo algo casi como un sueño, a mitad del camino un hombre nos paró reclamándome por una cabra.
-¿A dónde está mi preciada Gleda?, dijo él.
En realidad no sabía que decir, por todas las divinidades que no sabía de qué hablaba en ese momento!!! igual hasta ahorita no termino de entender, solo le pedí a Arenea que le pagara la cabra y nos fuésemos no quería escucharlo más , solo seguía hablando y hablando, ahogándose en reclamos hacia mí y un tal Sam Guevenne….no recuerdo en qué lugar he escuchado ese nombre……….Oh!!!! Ya recuerdo, sí el bastón de… Ja esa es otra historia.
Por fin llegamos a Morthal casi a medio día, le pedí a Arenea que me ayudase a encontrar a Falion, tuvimos suerte al parecer a unos 5 metros caminaba hacia nosotros un hombre de tez morena de la guardia roja con su túnica de mago azul. Lo salude y casi a la defensiva me pregunto que si venía a reclamarle algo sobre algún acontecimiento anterior en su vida, rápidamente le conteste que no, que solo buscaba su ayuda para curar el vampirismo que atacaba mi cuerpo.
-Oh eso es, cambiando rápidamente su tono a uno más suave y amistoso
A lo que asentí con una mirada casi desesperada por quitarme esa incomoda enfermedad de encima.
-Muy bien dijo Falion, tienes que traer un gema del alma negra para llevar a cabo el ritual.
Por mi querida Azura me dije a mi mismo, que suerte tengo, tenía una gema del alma negra, la había conseguido en una búsqueda de un objeto daedrico. Le dije que ya la poseía, entonces él me pidió que nos reuniéramos al amanecer del siguiente día en la ciénaga que esta junto a la ciudad.
Así pues con mi cuerpo debilitado por la luz del día nos dirigimos a la posada de la ciudad para descansar y esperar el amanecer para reunirme con Falion y curarme de una vez, cosa que levantaba mi ánimo, mas no sabía lo difícil que sería llegar a esa cita.