Nunca había entendido por qué las necesidades sexuales de los hombres
y las mujeres son tan diferentes entre sí.
Nunca había entendido todo eso de Marte y Venus.
Y nunca había entendido por qué los hombres piensan con la cabeza y las mujeres
con el corazón. Una noche, la semana pasada, mi mujer y yo nos íbamos a la cama.
Bueno, empezamos a cachondearnos, el inevitable agarre de chichis,
ya la tenía bien parada y en ese momento, me dice:
- "Ahorita no tengo ganas, mi amor, tan sólo quiero que me abraces".
Yo dije:
- "¿QUÉ?"
Así que me dijo las palabras mágicas:
- "No sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer".
- "¡NO JODAS!".
Al final, asumí que esa noche no iba a coger, así que me dormí.
Al día siguiente fuimos de compras a El Palacio de Hielo. Me fui a hacer tonto
mientras ella se probaba tres modelitos carísimos. Como no podía decidirse
por uno u otro, le dije que se llevara los tres. Entonces me dijo que necesitaba
unos zapatos que hicieran juego, a 200 U$ el par, con que le contesté que me parecía bien.
Luego pasamos por la joyería, de donde salió con unos pendientes de diamantes.
¡Estaba tan emocionada!
Yo creo que pensó que me había vuelto loco, pero de todas maneras le valió una fortuna.
Pienso que me estaba poniendo a prueba cuando me pidió un brazalete para tenis,
porque si la muy huevona no sabe ni correr, mucho menos juega al tenis.
Me parece que rompí con todos sus esquemas cuando le dije que sí.
Ella estaba casi excitada sexualmente después de todo esto; debían haber visto su cara. Dijo:
- "Vente, vamos a la caja a pagar".
Me costó mucho aguantarme la risa al decirle:
- "No, mi amor, creo que ahora no tengo ganas de comprar todo eso".
De verdad, ojalá le hubieran visto su cara. Se quedo pálida cuando le dije:
- "Tan sólo quiero que me abraces".
En el momento en que empezó a poner cara de querer romperme la madre, añadí:
- "No sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre".
Creo que no volveré a coger hasta el 2009...