A una mujer cuarentona, soltera y dema¬siado fea que se sentía sola en su gran casa, se le ocurrió poner un anuncio en el periódico: "Solicito un hombre soltero, guapo, que no me pegue y que no huya de mí pero, sobre todo, que esté muy bien dotado. A cambio de su amor le ofrezco vivir como rey."
Al día siguiente, a la hora del desayuno, sonó el timbre. La mujer salió de prisa a ver quién era. Al abrir vio a un hombre joven que no tiene brazos ni piernas.
-Buenas tardes. Disculpe la molestia. Vine en respuesta al anuncio del periódico, dice él un poco apenado.
La mujer lo inspeccionó de pies a cabeza y quedó muy sorprendida al ver que el joven no tenía extremidades.
-¿Cómo lo voy a aceptar sin brazos ni piernas?
-Yo no le veo tan¬to problema. Sin piernas jamás voy a poder huir de usted, y sin manos nunca voy a poder golpearla, respondió el joven desde su silla de ruedas.
-Pues tiene razón, dijo la señora muy pen¬sativa. Y, bueno, del otro asunto dígame... ¿Si esta usted muy dotado, joven?
-Pues, señora mía... ¿Cómo cree que toque el timbre?