En una ocasión dos ladrones eran perseguido por unos policías con la orden de detenerlos por varios actos delictivos, al no encontrar en donde esconderse decidieron entrar a un cementerio, mientras huían dejaron caer dos monedas en la parte delantera del mismo.
Ya se sentían a salvo de los policías y decidieron repartir su botín, y decían uno para ti este para mi, uno para ti este para mi.
En la afuera del cementerio se encontraban dos policías que escuchaban el repartimiento del botín y le dice uno al otro:
- Escucha eso es Dios y el demonio que están dividiendo las almas.
Los ladrones seguían en la división uno para ti este para mi, ya terminamos verdad le pregunta uno al otro no, de los dos que están afuera uno tuyo y uno mio.
Los policías al escuchar estos se marcharon como locos hasta desaparecer.