Cuestión 1
H: Ir de compras no es divertido, y no, nunca voy a considerarlo de esa
manera.
M: Ver el futbol sentado en el sillón no es un deporte, por más que
jures lo contrario.
H: Ajá, así que ya estas criticando el único pasatiempo que tengo para
olvidarme de ti. Sabes, es muy difícil aguantarte (con todas tus
histerias y tus llantos) y, debido a que te gastas todo el dinero que tengo
en tus idioteces, sólo puedo relajarme con la TV. Esto es, si pudiera
utilizar MI sueldo que TÚ ME QUITAS podría hacer deportes y todo lo que
se me antojaran los reverendos huevos.
Cuestión 2
H: Si no te vistes como modelo de ropa íntima, no esperes que me
comporte como los galanes de telenovela.
M: Si no te molestas en afeitarte todos los días, no esperes que me
depile.
H: Con una barba de 2 o 3 días podría llegar a parecer intelectual y
sexy... Pero si tú no te depilas el cuerpo todos los días puedes correr
el riesgo de que te confundan con un simio.
Cuestión 3
H: Si quieres algo, sólo pídelo. Dejemos esto en claro: las indirectas
sutiles no funcionan. Las indirectas directas no funcionan. Las
indirectas muy obvias tampoco funcionan. Di las cosas tal como son.
M: Si quieres sexo, haz algo más erótico e imaginativo que bajarte los
pantalones y separarme las piernas. No funciona. Decirme que has tenido
un día muy duro y necesitas relajarte mientras me tocas una teta,
tampoco. Aparecer desnudo en el salón con un condón puesto, menos aún.
Intenta excitarme antes, por una vez en la vida.
H: Dime tú cómo quieres excitarte. Si para tener sexo contigo la casa
tiene que estar limpia, si la ropa tiene que estar planchada, si hay que
poner música suave, si hay que encender inciensos, si hay que
recitarte poemas, si hay que preparar una cena romántica, y si hay que ejecutar
todo un protocolo para tener unos minutos de 'placer'... Sinceramente
prefiero masturbarme.
Cuestión 4
H: Si haces una pregunta para la que no quieres respuesta, no te
extrañe una contestación que no quieres oír.
M: Si haces una pregunta, moléstate en escuchar la respuesta en lugar
de desconectarte inmediatamente. Nos irrita mucho.
H: Primero, si me preguntas idioteces, te contestare idioteces.
Segundo, si cada vez que te pregunto algo, me vas a responder como si fueras
la cabrona de mi suegra o una enemiga, prefiero dejar que hables sola y
que me aconseje el borracho que duerme en la esquina de casa.
Cuestión 5
H: A veces no estoy pensando en ti. No pasa nada. Por favor
acostúmbrate a eso. No me preguntes en qué estoy pensando, a menos que estés lista
para hablar de temas como la política, la economía, el futbol o los
coches deportivos.
M: A veces no piensas. Asúmelo. No intentes convencerme de que tienes
asuntos 'metafísicos' en la cabeza.
H: Es verdad, no pienso... en ti. Las veces que lo intente mi cabeza se
inundó con tus frases preferidas: No debes, ¿me quieres?, necesito
comprar cosas absurdas e innecesarias porque sólo vivo para consumir, ¿me
quieres?, necesito ir al gimnasio... Y así, desgraciada mía, no hay
mente que aguante. Por eso, es mucho más fácil comprender temas de
química, astronomía y física... Y hasta aprender japonés resulta más sencillo
que entender que sucede en tu cerebrito.
Cuestión 6
H: Domingo = Carne asada/Amigos/Deportes en la TV. Es como la luna
llena o la marea. No se puede evitar.
M: Regla = Mal humor/Dolor de ovarios/Nada de sexo. Eso si que va con
la luna.
H: Matrimonio = Poca diversión/Muchas peleas/Soportar familia
política/Sexo aburrido/Mal negocio.
Cuestión 7
H: Si piensas que estás gorda, muy probablemente sea cierto. No
preguntes, me negaré a responder.
M: Si crees que la tienes pequeña, seguro que es cierto. Pregúntalo las
veces que quieras. Siempre mentiré mientras contengo la risa.
H: Pequeña o no, te diré que nunca te ríes de mí cuando me practicas
sexo oral... Sólo pones cara de satisfacción.
Cuestión 8
H: Cuando tengamos que ir a alguna parte, absolutamente cualquier cosa
que te pongas está bien. DE VERDAD.
M: Cuando nos vamos a cenar a un buen restaurante, conviene que tu
aspecto no repela al prójimo. Es más probable que te atiendan.
H: Si vas vestida como ramera y les muestras tus carnes flojas a cuanto
hombre desesperado te encuentras en el camino, seguramente más de uno
te va a querer 'atender' pronto.
Cuestión 9
H: Tienes suficiente ropa. Tienes demasiados zapatos. El llanto es
chantaje.
M: Alegar 'dolor de huevos' para conseguir que me acueste contigo,
también. Y, además, es mentira. La diferencia entre tú y yo es que al final
yo me salgo con la mía y tú te quedas con las ganas.
H: Estas equivocadita, querida: yo nunca me quedo con las ganas. Y es
tiempo de que sepas que no necesito de nadie ni de ningún objeto (y ya
sabes que me refiero a todas esas porquerías que te gusta usar) para
gozar. ¡Ay, cuánta razón tenía mi padre cuando sabiamente me decía: Más
vale pájaro en mano, que esposa rompehuevos!
Cuestión 10
H: La mayoría de los hombres tenemos tres pares de zapatos. ¿Qué te
hace pensar que sirvo para decidir cuál par de los treinta que tienes se
ve bien con algún vestido?
M: Cuando te pido que me ayudes a tomar una decisión para la que sé que
no estás cualificado, sólo intento disminuir tu inseguridad haciéndote
creer que sirves para algo.
H: Tú no estás calificada, eres una imbécil para todo: para tener sexo
(eres tan aburrida que tengo que entretenerme con la TV mientras lo
hacemos). Para conducir un auto (lo chocas constantemente y llenas nuestro
correo con multas). Para tener tu propio dinero (gastas más de lo que
tienes y de lo que puedes sacarme de la billetera). Pero déjame
explicarte algo: te dejo hacerlo sólo porque mis suegros tienen unas cuantas
propiedades que algún día voy a heredar... Y no quiero desilusionarlos
haciendo infeliz a la estúpida de la hijita.
Cuestión 11
H: Simples SÍ y NO, son respuestas perfectamente aceptables para
cualquier pregunta.
M: Recuérdalo la próxima vez que te diga que NO me apetece acostarme
contigo.
H: Recuerda que te fregaré en la cara un terminante NO la próxima vez
que me quieras acariciar el 'pajarito' a cambio de que te preste MI
tarjeta de crédito.
Cuestión 12
H: Acude a mí con un problema sólo si quieres ayuda para resolverlo.
Para eso sirvo. No me pidas empatía como si fuera yo una de tus amigas.
M: Cuando te pido ayuda para algún problema y no sabes qué hacer, no me
culpes a mí de ser demasiado complicada.
H: Ah, pero todavía no te has dado cuenta de todo lo complicada que
puedes ser, ¿verdad? Paso a enumerar algunos de tus millones de 'dilemas
existenciales': 1. ¿de qué color me pinto las uñas si me visto con una
blusa verde? ¿Qué hago? ¿Qué hago? 2. Hace dos horas que no puedo
decidir que aretes ponerme. ¡Me quiero morir! 3. Se me rompió el tacón del
zapato. ¡Ay, Dios mí, por qué me castigas así! Esos no son problemas: son
puras mierdas. Y no pienso responder a ninguna de ellas.
Cuestión 13
H: Una jaqueca que dura 17 meses es un problema. Que te vea un médico.
M: Un coito que dura menos de 3 minutos, también. Córtatela y acaba de
una vez con el problema.
H: Información: 3 minutos me alcanzan y sobran, pero tú necesitas horas
para llegar al orgasmo, y por si fuera poco, te la pasas dando
órdenes: que tócame acá, que tócame allá, que así no, que busque el punto G
(que por cierto, ¿dónde cuernos está?), que ahí no porque duele. ¡Déjate
de joder! Mi formula es fácil: meto y saco (repetimos la operación un
par de veces y ya está listo el asunto).
Cuestión 14
H: Si algo que dije se puede interpretar de dos formas distintas, y una
de ellas hace que te entristezcas o te enojes, mi intención era decir
la otra.
M: Explícate de forma clara (sin usar símiles con las jugadas de futbol
o la mecánica) para que pueda entenderte.
H: Me explico de forma clara, lo que sucede es que, lamentablemente,
las dos neuronas que tienes una la usas para hablar por teléfono con tus
amigas y con la loca de tu madre; y la otra la usas para limpiar la
casa. Por eso tienes problemas para realizar las demás tareas como pensar
y vivir en pareja.
Cuestión 15
H: TODOS los hombres vemos nada más 16 colores. El melón es una fruta,
no un color.
M: Las mujeres tenemos un concepto muy realista de las medidas. Eso no
son 20 cm.
H: Y esas tampoco son medidas 90-60-90. Las tuyas son 75-120-140. Más
que mujer, pareces una pera.
Cuestión 16
H: ¿Qué diablos es el color fucsia? Es más, ¿cómo coño se escribe?
M: Me importa una mi$$rda que tu coche tenga llantas de aleación. Es
más, ¿para que coño sirve que sean de aleación?
H: Para la misma mi$$rda que sirven tus bolsos de cuero, tus prendas de
seda y tus anillos de piedras semipreciosas.
Cuestión 17
H: Donde tenga comezón me voy a rascar. No importa cuándo, dónde ni
frente a quién.
M: Si las dimensiones de la zona a rascar son suficientes como para no
necesitar lupa, me dará igual cuándo, dónde y frente a quién la
rasques.
H: Hablando de dimensiones, tú tienes algunos inconvenientes (que yo no
sufro) a la hora de rascarte: cuando te pica el culo (tu enooooorme y
goooordo culo, por cierto), para rascártelo no alcanza sólo con una
mano, necesitas por lo menos uno de esos rastrillos gigantes que usan en
el campo para quitarte la picazón.
Cuestión 18
H: La cerveza nos emociona tanto como los bolsos a vosotras.
M: Los bolsos no se colocan alrededor de la barriga de forma
antiestética, ni nos impiden ver como van disminuyendo de tamaño nuestros
genitales con la edad.
H: Me importa poco mi barriga, pero créeme que tu situación es más
preocupante. Tu miserable vida depende de un 'bolsito mágico', en donde
guardas lo siguiente: maquillaje para tapar tus ojeras, arrugas y granos;
tampones para los días que te desangras; agendas con cientos de números
de teléfonos inútiles; espejos para ver día a día cuánto más vieja y
fea te has puesto; y miles de cosas más que no sirven para un carajo.
Además, tú ni siquiera puedes verte los genitales. ¿Los conoces?
Cuestión 19
H: Si te pregunto si pasa algo malo y tu respuesta es 'nada',
reaccionaré como si nada malo pasara.
M: Si me invitas al cine y a cenar, pensaré que tienes hambre y te
apetece ver una película. No entenderé que es un 'soborno' para conseguir
sexo.
H: Si decido ir al cine es porque me aburro en casa estando contigo, y
si quiero ir a cenar afuera es porque necesito alimentarme, y tú lo
único que haces es quemar la comida o preparar alguna inmundicia
incomible. Sobornos son los tuyos, como los de la Cuestión 11.
Cuestión 20
H: No preguntes ¿me quieres? Ten la seguridad de que si no te quisiera
no estaría contigo.
M: No me preguntes si eres el mejor. Pierdes el tiempo. Cuando aparezca
alguien mejor, serás el primero en notarlo.
H: Espero que el pobre imbécil que decida suicid... digo, estar contigo
posea una paciencia sobrehumana... De lo contrario se le van a hinchar
las bolas como a mí por tener que soportarte tanto.