Asi es, 3 chistes, uno de un gallego, otro de un niño y un ultimo chiste de tres viejos:
EL GALLEGO Y EL CANARIO
Un gallego entra en una ferretería y pide un litro de pintura verde para pintar a su canario.
¿Qué? va a pintar de verde a su canario. ¡Está usted loco ?
No... es que no me gusta su color.
Pero no ve que lo va a matar?
¡Que va, hombre!
Pues yo le digo que sí. ¿Nos apostamos 300 euros?
Bien, apostamos eso entonces.
Al cabo de un par de días, el gallego vuelve a la ferretería con cara triste y le da los 300 euros al dependiente.
Y, ¿lo mató al pintarlo?
Pues no, se murió mientras intentaba quitarle la pintura antigua con la espátula...
EL NIÑO QUE ADIVINABA EL FUTURO
Una noche, el padre va hasta la habitación de su pequeño hijo y lo escucha rezar: "Dios bendiga a mamá, a papá y a la abuela. Adiós abuelo". Al padre le extraña un poco pero lo olvida, son cosas de chicos. Pero al día siguiente el abuelo muere y le vienen a la memoria las palabras de su hijo.
Un año después, y con el asunto olvidado, el padre nuevamente sorprende al pequeño rezando: "Dios bendiga a mamá y a papá. Adiós abuela". El padre se asusta cuando al día siguiente la abuela muere, pero no se anima a contárselo a nadie para que no lo tomen por loco.
Tiempo después, el padre escucha en la noche: "Dios bendiga a mamá. Adiós papá". El padre casi muere del susto en ese mismo momento. No pega un ojo en toda la noche y se levanta bien temprano, va en automóvil a la hora que no hay tránsito para evitar riesgos, pasa todo el día encerrado en su oficina; desayuna, almuerza y cena en el trabajo. Cuando se hace la medianoche regresa a su casa aliviado. Al llegar, la mujer le exige una explicacion por la tardanza, el hombre sólo alcanza a decir: "Disculpa, tuve un dia terrible". Entonces enfurecida la mujer le grita: "¿Tú tuviste un día terrible? ¿Y el mío? Hoy vino el vecino y se murió en la puerta de casa".
TRES VIEJOS
Tres viejos están sentados en un banco tomando el sol.
- Jo, si es que hay que ver lo que es la edad... tengo 70 años, y todos los días a las 7 en punto me levanto con unas ganas horribles de mear.
Pero no hay forma, tu, me paso el día entero queriendo mear pero no puedo.
- Pues eso no es nada. a mis ochenta años, me levanto a las 8 y lo primero que hago es irme a cagar, pero nada, que no hay manera, oye, y así me paso el día entero.
- Lo mío es peor. Con mis noventa años, yo meo todos los días a las 7 y cago a las ocho; luego, a las nueve, me despierto.