leyenda del piloto anonimo:
Un cierto marinero, cuyo nombre hasta ahora no se sabe ni de dónde partió
ni qué viaje llevaba, más de que andava por el mar Oceano de Poniente, tubo
un tiempo recio y grande tormenta, la cual lo llevó perdido por la
profundidad y anchura del mar, hasta ponerlo fuera de toda conversación y
noticia de lo que los marineros savían por sciencía y experiencia adonde vio
por los ojos tierras extrañas nunca vistas ni oídas; la misma tormenta que lo
llevó a ver estas incógnitas tierras, esa lo bolvió hacía nuestra España, tan
perdido y destrozado, que murió dentro de pocos días. Este desgraciado
marinero , por no tener otra posada mejor, vino acaso a posar en la isladela
Madera, en casa de Christobal Colon, ginoves, nacido en Nerví, aldea
pequeña junto a Genova. Venía tan pobre y hambriento que, como dixe, no
pudo escapar de la muerte, y no teniendo otra mejor cosa que dexar a su
huesped, en pago de la buena obra que le havia hecho le dio ciertos papeles
y canas de marear y relación muy panicular de lo que havia visto en aquel
naufragio. Recíbio esto Christobal Colon de mu y buena gana, porque su
principal officio era marinero, y hacia cartas de marear. Muerto el pobre
piloto, comenzó Colon a levantar los pensamientos, y a imaginar que si
acaso él descubriese aquellas nuevas tierras no era posible, sino que en ellas
hallaria grandes riquezas y quedaría prospero, rico y honrado, y para ver si
llevaban camino sus imaginaciones, comunicó su negocio con un fraile
franciscano llamado fray Juan Perez de Marchena, del monasterio de la
Rabida, que era buen cosmógrafo, el cual, pareciéndole que no iba fuera de
camino, le aconsejó que no dejase de procurar esta navegación, que no podía
dexar de ser muy provechosa.