Un grupo de ciudadanos pertenecientes a la “comunidad Weed” (weed es como se le conoce a la marihuana en inglés), apoyados por la Iglesia Evangélica Protestante de El Salvador, están decididos a promover la despenalización del uso de la marihuana en El Salvador, para lo cual ya han sostenido diversas reuniones con políticos y funcionarios de gobierno.
El reverendo Martín Díaz, acompañado de una Biblia fue tajante al decir que “no haría nada que Jesucristo no hiciera”.
De esta manera, deja claro los motivos por los cuales su iglesia está dando el apoyo a una iniciativa de ciudadanos salvadoreños que han abierto un debate sobre el uso de la marihuana tal como se ha hecho en otras naciones como Uruguay, Chile y Argentina, últimamente. En Centroamérica, Guatemala discute en el Congreso una ley con tal fin.
Por el momento, afirma José Alberto Rivas, administrador de “Weed” (es como se hacen llamar) han acompañado la iniciativa de la Iglesia Protestante de El Salvador que se ha reunido con diputados de distintas fracciones legislativas que a la vez se han mostrado abiertos a debatir la despenalización del consumo de la marihuana con fines medicinales y lúdicos, es decir, por diversión.
En este sentido, la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez ha expresado estar de acuerdo con debatir el tema.
El fin de las discusiones es la de proponer un anteproyecto de ley que despenalizaría el consumo de la marihuana en pequeñas cantidades y su adquisición con fines medicinales, así como el autocultivo en huertos caseros.
Hasta el momento muy pocos se han atrevido a dar su apoyo público, a excepción del diputado Sigfredo Ochoa Pérez, de la fracción de Unidos por El Salvador, quien se ha comprometido a apoyar un debate sobre el tema en el Congreso, dijo el religioso. También se ha sumado al debate el analista político Dagoberto Gutiérrez.
“Hemos tenido avances con autoridades de Defensa, Seguridad, Salud, Centros Penales y diputados de la comisión de combate al narcotráfico... Hay autoridades con buena disposición para ver la solicitud”, señaló el reverendo Díaz.
Según los representantes, de aprobar la propuesta se desahogaría a la PNC para que se concentre en el combate al crimen organizado y supondría una reducción de gastos judiciales y penales para el Estado salvadoreño.
Por su parte Manuel Marín, representante de la comunidad que consume cannabis, lamentó que “como usuarios responsables”, tengan que sufrir abusos de la Policía, discriminación por parte de amigos, familiares y en sus lugares de trabajo, por desconocimiento que hay en el tema; sobre todo, dice, han sido tildados de “vagos y marihuaneros”, dijo. “Somos personas de bien”, agregó.
Weed, que aún no tiene personería jurídica, se reúne cada sábado, y hasta el momento se han inscrito más de 2,300 personas que se han mostrado a favor del consumo de la marihuana.
Esta comunidad promueve la primera marcha en el país para una nueva política de drogas la cual se realizará el próximo 3 de mayo con el apoyo de FESPAD, Iglesia Protestante, Colegio Médico, e instituciones internacionales, la cual saldrá desde el monumento a El Salvador del Mundo hasta el redondel de la Constitución para pronunciarse por la legalización de la droga en El Salvador.
El evento está siendo coordinado con la PNC, alcaldía de San Salvador y Viceministerio de transporte.
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