1.600 hectáreas de edificios conectados y actualizables, infraestructuras de gobierno online y un nuevo concepto llamado sistema operativo urbano (UOS). No es ciencia ficción, sino los pormenores que rodean a PlanIT, el proyecto de ciudad conectada que el Gobierno Luso está poniendo en marcha de la mano de Microsoft.
PlanIT comenzó en la imaginación de Steve Lewis, un antiguo ejecutivo de Microsoft que dirige el proyecto y que, de hecho, ha llegado a un acuerdo con la compañía de Redmond para que sean ellos los que creen el entorno de software en nube sobre el que se desarrollarán todos los servicios de la ciudad.
El uso de nuevas tecnologías dará comienzo durante la misma construcción de la ciudad. Lewis mantiene que un 30% de los recursos de construcción se pierden debido a fallos en la cadena de suministro. Para evitarlo, PlanIT se construirá siguiéndo los mismos métodos ultraplanificados de construcción que se utilizan en la industria aeroespacial.
Una vez se ponga en marcha, la ciudad estará conectada a una red de sensores conectados en nube mediante la que se gestionarán todos los servicios, desde las emergencias hasta la fabricación y suministros. Cada habitante de la ciudad dispondrá de una identidad virtual, un avatar que estará conectado a su identidad física.
Ante la falta de protocolos estandarizados para conectar la ingente cantidad de máquinas y dispositivos de la ciudad, PlanIT usará tecnología desarrollada por McLaren Electronic Systems que ya ha sido probada en la Formula 1. Aún quedan por resolver, eso sí, los problemas que llegarán para la privacidad y la seguridad informática.
Pese al reciente batacazo económico de nuestros vecinos peninsulares, el Gobierno portugués ha ascendido al PlanIT a ‘Proyecto de importancia Nacional’, lo que, de momento, ya le va a valer cuantiosas exenciones fiscales y todo el apoyo legal y admisnisrtativo posible. El proyecto Portugués se une así a otras ciudades conectadas
El lugar elegido para la construcción de PlanIT es el municipio de Paredes, cercano a Oporto. Construir la primera ciudad conectada de la península costará la friolera de 10.000 millones de euros. Se estima que el proyecto tardará cuatro años en completarse y, a su término, la ciudad podrá acoger a 225.000 personas.